top of page
  • Foto del escritorVictor Salgado

¿Eres optimista? Tienes un problema...

Tanto si eres optimista, como si eres pesimista, en ambos casos no eres realista.


El pesimista ve el vaso medio vacío.

El optimista lo ve medio lleno.

El realista ve 165 mililitros.


Deming, el padre de la “cultura de calidad” mencionaba que lo que no se media no se podía controlar, y si no se podía controlar, ¿Cómo se podría mejorar?.


Hoy, no vamos a hablar de calidad, sino de otra de las características que tiene aquello que no se mide.


Lo que no se mide, no tiene una valoración objetiva, o lo que es lo mismo, tiene una valoración subjetiva.


“¡Vecino! ¿Qué tanto mide el árbol que esta en el parque?” “No, pues mucho, esta muy grande vecino” dijo el vecino 1, y cuando se le preguntó al vecino 2, (Quién estaba acostumbrado a ver secoyas gigantes) éste contestó: “No, pues bien poquito vecino, es un árbol casi enano”.


¿Qué pasa con una valoración subjetiva?


Lo primero es que tiene diferentes valores para cada quién, alguien que para ti es una persona “atractiva” para mi puede ser lo contrario, o un auto que para ti puede ser muy lento para mi puede ser el más veloz del mundo.


Esto complica la comunicación, y si estamos hablando de negocios, tener una valoración subjetiva es como decir:

“Oye vamos a invertir en esta distribución de engranes industriales”, “Me parece, y ¿Cómo cuanto hay que invertir?”, “No hombre, bien poquito, y ¡Vamos a ganar bastante!”


¿Tu le entrarías a este negocio?


Por otro lado, una valoración subjetiva que cambia de valor en el tiempo:

Un joven a los 23 años recién graduado en su primer trabajo: “¡Estoy súper contento!”, ¿Por que? ¡Ya tengo trabajo y estoy ganando un montón de dinero! ¡Soy rico!


La misma persona 10 años después ganando lo mismo: “Esto es un asco no gano nada”


La misma cantidad de dinero, con la misma persona, diferente valoración.

Ok Víctor y esto ¿Qué tiene que ver con los negocios?


En primer lugar, todo negocio es un proyecto, de corto, mediano o largo plazo.


Como tal, considero que todo proyecto trae expectativas, es como un matrimonio, o un hijo, existen expectativas. Si estas expectativas se cumplen todo va bien, si estas expectativas no se cumplen, hay que corregir el rumbo.


Y esto es de lo que hablaba Deming: “Medir para mejorar”.


Y ¿Qué pasa cuando las expectativas no son medidas, son subjetivas?


Suceden al menos 2 cosas:

  1. Que en un grupo de personas, algunos pueden ver el proyecto como un excelente proyecto, y otros como un proyecto mediocre.

  2. Que la valoración del proyecto cambiará conforme pase el tiempo y esto trae verdaderos problemas a 2 tipos de personas, los optimistas y los pesimistas de hueso colorado.

Y este es mi objetivo el día de hoy, ayudar a los eternos optimistas y a los eternos pesimistas a tomar mejores decisiones.


El eterno optimista tendrá un juicio de valor positivo pase lo que pase en la vida:

“Te atropellaron, si, pero bien padre porque conocí gente bien interesante en el hospital.”


Imagínate ¿Cómo es un eterno optimista cuando empieza un proyecto nuevo?


“Mira, voy a abrir esta ferretería, y va a ser un éxito, ¿Sabes por que? !Porque todo mundo necesita herramientas, alambres y clavos!


Pueden pasar varios meses y la ferretería continua perdiendo dinero, ¿Qué crees que piense el eterno optimista?


Bueno lo que pasa es que no ha sido temporada de lluvias, pero nomás espérate y veras.


Y podría seguir pasando el tiempo, y el negocio podría seguir perdiendo dinero y el eterno optimista dirá, “Bueno, es que hay que dar más servicios y ya puse una lona que dice Se pintan casas a domicilio”.


Y así podría PASARLE la vida encontrando una cantidad de excusas y nuevas ideas para continuar en un negocio que a todas luces no funciona.


Y la razón es bien sencilla, no hay un punto de comparación, no hay un mejor o peor, hay un sueño padrísimo de lo que podría ser, y este sueño va cambiando cada semana.

Del otro lado tenemos al eterno pesimista.


“Vamos a poner un negocio, NO, ¿Para que? va a quebrar, siempre quiebran, ¿Dime un negocio que tenga más de 500 años? verdad que no existe?, pues no, porque todos quebraron.”


Y suponiendo que lo convencieras de ponerlo y el negocio este funcionando, podría suceder que un buen día, al pesimista se le ocurre levantar el teléfono y escucha: “Oiga hablo porque el pedido que me enviaron ayer no me ha llegado, y quería saber cuando me llegará...”


“!Ves¡ Te dije que era un mal negocio, ¡TODOS los clientes están hablando enojados, no sabemos hacer las cosas, estamos todos mal, esto es un asco!”

Es bien sencillo perderse en el romanticismo de un proyecto, pensar que todo va a salir bien y que eres el mejor porque harás “algo” diferente que nadie más ha echo.


Es igualmente sencillo querer tirar la toalla después de una mala semana, o después de una llamada de un cliente que te rayo el 10 de mayo.


Ambos son juicios de valor subjetivos, NO MEDIDOS.

Deja te platico otro punto de vista, el de un inversionista frío.


Lo que sucede con ellos es que en su mind-set no existe ningún tipo de apego por el proyecto (No hay valoración subjetiva propensa a cambiar con el tiempo), existen números y tendencias, OBJETIVAS, si estas tendencias no se cumplen se toma una decisión y PUNTO.


Es decir, independientemente de la expectativa o especulación que pueda haber sobre un mejor futuro, si el número de utilidad no es el que yo estaba esperando (numero=objetividad) tomo la decisión de vender.


Y al revés, no me importa si un cliente habló enojado, si el número de utilidad o de ventas o de visitas, o de lo que quieras, me da con mi expectativa real, me quedo en el negocio.

PUNTO.

Soy de la idea que tener esa medición OBJETIVA permite ahorrarse un montón de tiempo y/o aguantar sin rendirse cuando es conveniente.


Creo que le quita poder al Optimismo o Pesimismo que pueda haber, y deja entrar por primera vez al juego al Realismo.


Entonces, negocios que deberían de cerrar el primer mes y se quedan abiertos años porque hay un optimismo terco que a veces lleva a la quiebra a familias enteras cerrarían si hubiera una medición y metas objetivas.


Y negocios que han cerrado y que hubieran sido una mina de oro se mantendrían abiertos y cambiando lo que haya que cambiar si hubiera una medición y metas objetivas.


Y esto me lleva a hacerte una sola pregunta.


EN TU NEGOCIO ¿TIENES OBJETIVIDAD?

Y si no, ¿Cuál de los dos eres? ¿El optimista o el pesimista?

Yo, he de confesar, caigo en la primer categoría.




Espero este articulo te acerque más a cumplir tus metas.

Soy un Coach Empresarial exitoso sólo cuando tú eres exitoso.


Sinceramente,

Víctor Salgado.


 
 

Coaching empresarial, coach de negocios, coaching de negocios, experto en pymes, victor salgado, coach empresarial, esclavo de tu negocio, asesor de pymes, negocios pyme, tips de negocio, empresario sin tiempo.

Valoración objetiva, valoración subjetiva, optimista, pesimista, realista, ideas objetivas, inversionistas, objetividad, proyectos, negocios, mindset.

Entradas Recientes

Ver todo
Publicar: Blog2 Post
bottom of page