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  • Foto del escritorVictor Salgado

¿Eres la única persona que se preocupa por su empresa?

Hace mucho tiempo, en un pueblo cercano de Moscú, en Rusia, un cazador vivía con su esposa.


Cuando el cazador regresaba a casa con su venado recién cazado, se encontraba una multitud inmensa fuera de su cabaña, todas las comadres de su esposa.


El cazador entraba, dejaba al venado en la mesa y su esposa ni tarda ni perezosa se apresuraba a cortar y destazar al animal, y, para sorpresa del cazador, a REPARTIR las diferentes partes:

Una pierna para mi prima Raquel, un kilo de filete para la señora Petra, la piel se la vamos a regalar a Doña Chole que ya esta viejita, y por último la otra pierna ira para Juan y Susana que se acaban de casar.


El cazador siempre repelaba “¡Mujer! ¿Cómo puedes regalar el fruto de mi esfuerzo así como así?, ¡Nos vamos a quedar sin nada!”


A lo que su mujer sólo le contestaba, “No seas exagerado, ¡No pasa nada! ¡Cuando se acabe siempre podremos ir por más!”


Un buen día, el cazador, harto por su situación decidió ir con el sabio del pueblo a quién le preguntó:

¿Cómo le puedo hacer con mi situación, gran sabio?

¿Cuál es tu situación?

¡Pues que mi esposa regala todo lo que yo cazo!

y ¿Por qué te molesta eso?

¿Cómo qué por qué? ¡Porque batallo mucho para conseguirlo!

y supongo que ¿Tu esposa no batalla para regalarlo?

¡No! ¡Y ese es el problema!, ¡Hasta parece que lo hace a propósito!

Y si ella cazara, ¿Crees que lo regalaría tan fácil?

¡Por supuesto que no.!

Ahí tienes tu respuesta.

Y así, sin más el sabio se despidió.


El cazador, después de unos minutos al fin entendió, pero sabía que tenia que ser inteligente si quería que su esposa fuera de cacería.


Así fue que el cazador regresó a su casa para continuar “quejándose”

“No puedo seguir así, no es posible que sigas regalando todo el venado”

“En serio ¡Ya me tienes harta!, yo no se de que te quejas tanto, si es bien fácil ir de cacería”.

“¿Eso crees?”

“¡Claro! todo mundo lo hace, he vivido en este pueblo toda mi vida y he visto a miles de cazadores, hasta los más tontos, llegar con venados más grandes de los que tu traes, es más el día que quieras te enseño lo fácil que es!

Perfecto, mañana nos vamos a cazar juntos para que me enseñes.

¡Perfecto! ¡a ver si así dejas de quejarte tanto!

Y así partieron a primera hora de la mañana.


No habían caminado ni medio kilometro y la señora ya no podía, sus zapatos no eran para la nieve y ya estaba exhausta.


Siguieron caminando toda el día, la Sra. moría de hambre y frío porque no se había preparado para una jornada tan larga y tan ventosa.


Al llegar la noche, la Sra. se dio cuenta de que iban a dormir en el bosque, y se quería morir, tampoco había llevado nada para taparse.


En la mañana continuaron caminando un par de kilómetros más, cuando por fin dieron con un venado precioso.


El cazador preparo el rifle y se lo paso a su esposa, esta disparó, y fallo.


Tuvieron que caminar y disparar 5 veces más hasta que la esposa por fin le dio.


Ella no podía contener su alegría, no tanto por haberlo cazado, sino porque por fin regresarían a casa.


Antes de que nada pasara el cazador le dijo: “Bueno, ya lo cazaste, ya llevamos la mitad del camino, ahora sólo tienes que llevarlo hasta la casa”.


Y como ella era sumamente orgullosa y estaba decidida a demostrarle que la cosa era fácil, no repelo.


Después de varios intentos por fin se lo pudo echar a la espalda y entonces partieron rumbo al pueblo.


Después de otro día y medio llegaron al pueblo.

Como siempre, la gente al saber que el cazador había regresado, corrieron a su casa para ver que les regalaría la buena esposa del cazador.


Cuando llegaron la mujer se quedó asombrada de la cantidad de gente que había afuera de su casa, el cazador sólo comentó, que raro, siempre hay más en fila.


La mujer volteo a ver a su marido y le pregunto, ¿Cuánto les vamos a dar?

“No se, este es tu venado, tu decide.

Lárguense todos de aquí sanguijuelas oportunistas, vayan y consigan su propio venado este es de mi esposo y mío.

Y a partir de ahí ella nunca más volvió a regalar algo.

He visto en muchas empresas que el dueño es el único preocupado por conseguir ventas, negociar con los proveedores, o con los clientes, es el más preocupado por entregar a tiempo y por que no se desperdicie nada dentro del negocio.


Y en esas mismas empresas veo a muchos empleados relajados, sin problemas, que si bien a lo mejor este mes nos fue mal, a ellos como quiera les llega su cheque.


Hasta he visto como regañan al dueño por no dar un descuento a un cliente.

Parecería que el cazador es el dueño y la esposa es el resto de la organización.

Por otro lado he visto como hay organizaciones en donde los empleados se preocupan cuando se pierde un cliente, y se alegran cuando llega uno nuevo, se molestan cuando un proveedor queda mal, y se alegran cuando logran negociar algo nuevo y más barato.


Porque saben que al final del mes les tocará o no un premio, bono, o reparto de utilidades que dependen de que las cosas se hagan bien y si no se hacen bien, no habría bonos ni premios ni oportunidades de crecimiento.


Parecería que aquí todos cargan el venado, ¿No es cierto?

Por eso pregunto:

¿Quién carga al venado en tu negocio?



Espero este articulo te acerque más a cumplir tus metas.

Soy un Coach Empresarial exitoso sólo cuando tú eres exitoso.


Sinceramente,

Víctor Salgado.


 
 

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Solo tu te preocupas por tu empresa, hacer que tus empleados se involucren en el negocio, trabajo en equipo, tener un equipo responsable.


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